MANOLO: “Antiguamente, nadie se planteaba otro plan para el domingo que no fuera el bajar a Lasesarre”

Una mañana soleada. Un cortado con hielo y un zurito en la terraza de un bar del barrio de Arteagabeitia. La función grabadora de un teléfono móvil encendida encima de la mesa. E interrupciones. Interrupciones de hombres que pasan con las bolsas de la compra o que vienen de pasear de Gorostiza. Señores que reconocen la cara de una de las dos personas que se sientan a la mesa.
“¡Qué bien se te ve, Manolo!”. “¡Pasa buen día, Manolo!”. “A disfrutar Manolo y compañía y aúpa Baraka!”.
Una terraza, en el barrio de Arteagebeitia, fue el lugar elegido para charlar con Manuel López Martínez (Villa del Campo, Cáceres, 23/12/1954), más conocido como Manolo, integrante de aquel Barakaldo que soñó con ascender a Primera división. Pero también de otros Barakaldos que militaron en 3ª, de otras escuadras cuyos jugadores vistieron la zamarra gualdinegra durante muchas temporadas, vivían en el pueblo y eran reconocidos y admirados por los aficionados del club fabril.
Son, precisamente, esos hinchas, ya talluditos y peinando canas, los que saludan a Manolo; los que no olvidan que un día fue el capitán del equipo de su pueblo; los que reconocen más la cara de este bravo jugador, a pesar del paso del tiempo, que muchos de los rostros de las actuales plantillas; los que interrumpen una entrevista que Manuel López, Manolo, ha concedido a Histórico Barakaldo para hablar de aquellos Barakaldos, de aquel fútbol, de recuerdos y emociones en amarillo y negro.
Sorteadas las interrupciones, volvemos a apretar el botón de ‘REC’.
Barakaldo Cf 1976
1976/77 Arriba: Abiega, Arechalde, Raúl, Ceballos, Benito, Cucó. Abajo: Sainz, Manolo, Inoriza, Juan Carlos y Collantes

Los que vieron jugar a Manolo en los años 70 y 80 del pasado siglo, le definen como un futbolista bravo, un lateral derecho de gran recorrido. ¿Cómo se definiría Manolo a sí mismo como jugador?

¿Cómo me definiría? No sé… no voy a decir que fuese rápido o que no lo fuese, si bien es verdad que me gustaba mucho correr la banda. Tampoco diría que desechase el aspecto técnico. No sé, no era el típico jugador que solo marcaba al contrario sino que también me volcaba al ataque, que tenía tendencia ofensiva. De hecho, empecé de centrocampista en el Barakaldo juvenil, pero por circunstancias del juego, lesiones de compañeros y tal, acabé retrasando mi posición y acabé de 2, pero, como te decía, con las características típicas de lo que hoy entendemos como la figura del carrilero, algo que, por otra parte, encajaba con el estilo de fútbol que propugnábamos y con el tipo de futbolistas que teníamos.

¿Cómo era, pues, ese estilo que proponíais?

Diferente en cuanto a conceptos. Hoy se juega de una manera distinta, sobre todo en cuanto a la velocidad. En la actualidad, la gente físicamente está mucho mejor preparada que entonces pero eso no nos tiene que llevar a pensar que el fútbol de entonces fuese exclusivamente aguerrido o carente de técnica. Éramos muy intensos, claro, porque eso es lo que pedía la grada de Lasesarre, pero había gente que jugaba al fútbol de maravilla. También era otro tipo de fútbol porque, independientemente de cómo se jugase, estaba el factor reglamento que, en aquellos años, era mucho más permisivo que ahora. Hoy en día haces un agarrón y te sacan amarilla y eso, antes, era impensable. Yo, de hecho, empecé a jugar con tarjetas los últimos años de mi carrera.

Por último, está el propio campo. Lasesarre, el estado del césped, también condicionaba el juego. Si a los que jugábamos entonces nos hubiese tocado un campo como el que hay ahora, tendríamos que haber cambiado el estilo, volcándonos en mejorar tanto táctica como técnicamente.

Ahora que haces referencia a Lasesarre, más allá de las condiciones para la práctica del fútbol, ¿cómo era el estadio en aquellos años?, ¿qué ambiente se respiraba?

Uf, era increíble. Estando en 2ª división, el segundo año, el que estuvimos a punto de ascender a primera, la entrada media a Lasesarre cada domingo era de unos 10.000 o 12.000 espectadores. En tercera, también tenía unas entradas muy fuertes porque había partidos y rivales muy interesantes.

En todo caso, el ambiente que se respiraba aquellos años en Lasesarre era ambiente de fútbol. Los partidos siempre eran el domingo a las 17:00 de la tarde y nadie se planteaba otro plan que no fuera el bajar a Lasesarre. Veías por el pueblo unas colas de gente bajar al campo impresionantes. Se creaba un ambiente de fútbol total, en un campo tan auténtico y vetusto como era aquel y eso lo notábamos los futbolistas. Era una gozada jugar así, a pesar de las dificultades, que las había, como, por ejemplo, el tema de las mareas de la ría que inundaba el vestuario… pero, como digo, el ambiente era espectacular.

Te escucho y la pregunta que me surge es qué ha pasado para que esa imagen, para que ese ambiente de fútbol se haya mermado tanto en relación con el Barakaldo.

Son un montón los factores que pueden explicarlo. No se puede comparar lo de ahora con lo de antes. El ambiente era distinto. Ahora no hay tanta implicación de la propia plantilla del club con el pueblo. Hoy vas por Barakaldo y, salvo a uno o a dos, no conoces a nadie. Antes los jugadores parábamos en los bares, éramos un bloque de compañeros que nos juntábamos tanto dentro como fuera del fútbol y alternábamos por el pueblo. Era otra cosa, había otra comunión. El fútbol era diferente. Era igual menos materialista que ahora, que, ojo, me parece muy bien el profesionalismo del fútbol actual, pero son conceptos diferentes. Es difícil explicar qué ha cambiado en una frase porque han cambiado muchas cosas: los sistemas, los métodos, la forma de sentir, no hay repercusión mediática… jugar contra equipos que, con todos mis respetos, no son muy atractivos pues también hace que el ambiente decrezca, que la gente diga “otra vez”.

También es verdad que las últimas promociones que ha jugado el Barakaldo, la gente hemos respondido, hemos bajado al campo… o sea, cuando hay una motivación la gente responde… pero son esas cosas puntuales. Antes el público, como decía, tenía asumido que el domingo había que ir al fútbol, a Lasesarre y ahora, como eso no se da, es el equipo el que tiene que enganchar al público y si el equipo no transmite algo, difícil asunto.

Ascenso 1977 Barakaldo Herriko Plaza
La Herriko plaza a reventar en la celebración del ascenso del 77

Me ha gustado que emplees esa primera persona del plural al referirte a que “hemos respondido”. Y es que, de alguna forma u otra, llevas toda tu vida vinculada al Barakaldo.

Pues imagínate. Estuve siete temporadas en el Barakaldo, de 1974 a 1981. Antes estuve un año cedido en el Portugalete y dos años en el Barakaldo juvenil. Antes de esto no había estado en ningún otro equipo. Soy un producto de la cantera. Después del Baraka, fui al Burgos, donde estuve tres años, en 2ªA, en la época “dorada” en la que no se pagaba.

Después de la experiencia en el Burgos, regresé a Barakaldo donde compaginé mi profesión como profesor de Educación Física en El Regato con entrenar al Barakaldo juvenil. Luego, en los años 1995 y 1996, estuve de segundo entrenador con Ricardo Moreno. Fueron dos campañas y, en la segunda, le destituyeron cuando faltaban 6 o 7 partidos y, aunque tenía pensado marcharme con él, al final me quedé como míster del primer equipo en una situación delicada porque estábamos para descender pero al final lo salvamos.

Además, estuve de directivo con Miguel Acero. Entré de director deportivo y a los 6 meses me marché, por decisión personal, al ver cómo se estaba gestionando el club a nivel deportivo.

En todos esos años vistiendo la camiseta gualdinegra, has estado a las órdenes de muchos entrenadores. ¿Qué recuerdos guardas de ellos?, ¿te marcó alguno especialmente?

¿Entrenadores? Pues fíjate, he sido pupilo de nombres como los de Eusebio Ríos, Arriarán, Beaskoetxea, Fernández Mora, Carmelo Cedrún… precisamente, en la temporada de Carmelo, jugué de interior.

Por destacar, destacaría a Manuel Fernández Mora, Moruca. Fueron dos campañas con él y una de ellas la famosa en la que casi hacemos la machada de subir a 1ª. Guardo muy buen recuerdo de él. De aquí se marchó al Elche.

Además de Moruca, el mejor de todos para mí fue Eusebio Ríos aunque eran muy diferentes entre sí. Y muy diferentes con los entrenadores de ahora. Antes hacían de todo: ejercían de entrenador, de preparador físico, de entrenador de porteros, de utillero… Antes no había flechitas ni cosas así.

Por último, aparte de estos, me acuerdo mucho de Pedro Mari Beaskoetxea, sobre todo por lo que fue la temporada 79-80, en 3ª. Con él, ascendimos a 2ª otra vez, perdiendo 3 partidos en toda la liga. Curiosamente, Pedro Mari Beaskoetxea era el típico entrenador raro para aquella época porque le gustaba un poco el estilo de ahora: tocar, tocar, tocar… le daba lo mismo que en defensa le hicieras un caño a uno. No le gustaba, sin embargo, que se jugase al pelotazo, te echaba la bronca si lo hacías… y, jugando así, perdimos 3 partidos en toda la liga. Pues bien, la gente, el aficionado nos pitaba todos los partidos porque no le gustaba ese estilo de juego. De hecho, a pesar del ascenso, fue cesado la campaña siguiente.

Evidentemente, dado que te he preguntado por los entrenadores, qué decir de la infinidad de jugadores con los que has compartido vestuario…

Si hablamos de jugadores, más que destacar a uno u otro, me gustaría resaltar que, en aquellos años, éramos un bloque. Entonces no variaban tanto las plantillas. Esa fue una de las grandes ventajas que tuvo el Barakaldo en su momento. Yo en los 7 años que he estado en el Barakaldo, la mayoría de ellos, por no decir todos, cambiaban 4 o 5 jugadores, por lo que hemos sido compañeros muchos años juntos, haciendo un grupo muy fuerte. Nos conocíamos perfectamente y las novedades que venían eran para mejorar el grupo consolidado.

Creo que esta puede ser una de las claves que explique que en los últimos 15 o 18, 20 años, el Barakaldo, para mí, sea un desconocido a ese respecto. No sé si es porque el fútbol está así, pero lo que no entiendo es como el Barakaldo puede cambiar 15 o 18 jugadores de la plantilla todos los años.Indudablemente si quieres hacer un bloque, no puedes estar trayendo todos los años a tanta gente nueva. De hecho, conozco pocos equipos, hoy en día, de un poco de nivel, que cambien tanto las plantillas como el Barakaldo, por lo tanto, algo se está haciendo diferente, no digo mal, aunque creo que no muy bien porque lo que se está demostrando es que desde el año que yo me marché, el Barakaldo no ha vuelto a ascender y estamos hablando ya de 36 años. Vale que se han jugado 10 u 11 promociones y entendiendo que es muy difícil subir y que hace falta una dosis de suerte, creo que el problema está en cómo se planifican las plantillas. No sé, nosotros jugamos tres años en 2ª y tres años en 3ª pero tanto en los ascensos como en los descensos, no cambiábamos 15 jugadores, ni por bajar ni por subir.

No es normal, en definitiva esta situación y considero que algo hay que cambiar para conseguir mantener un bloque. No puede venirnos un entrenador pidiendo 15 jugadores. Yo eso no me lo imagino, por ejemplo, en el Athletic.

Manolo Barakaldo CF trofeo a la regularidad 1978
Manolo recibiendo el trofeo a la regularidad. Baracaldo C.F. 1977/78

¿Y qué crees que es lo que habría que hacer o cambiar?

Bajo mi punto de vista, atar a la gente joven con proyección. Sé que esta apuesta tiene dos variantes: o te piden mucho dinero o te la tienes que jugar con ellos con un contrato un poco mayor en el tiempo. Sea como fuere, por algo, por un modelo de los dos hay que apostar. Además, lo que no se puede es esperar a junio para renovar a la gente. Hay que empezar a tantear en enero o febrero a la gente a la que quieres renovar y negociar para que se quede y firme entonces.

Insisto: hay que apostar por gente joven con posibilidades aunque se arriesgue un poco de dinero. Cinco, seis, siete chavales, firmo con ellos tres años y voy consolidando un bloque. Y la gente tiene que saber que venir a Barakaldo hoy, al menos a nivel de Euskadi, es un escaparate y también hay que jugar con eso. Como ya he dicho, he sido directivo, jugador, entrenador… entiendo que es difícil pero hay que hacer apuestas.

Volviendo a los jugadores, aún dejando claro que lo que más quieres subrayar es el valor de que erais un bloque, de quién te acuerdas más, quién te impresionó teniéndolo a tu lado…

Es difícil destacar a uno o a dos… nombres que me vienen a la cabeza pueden ser los de Larreina, Regúlez, Delgado, Collantes, Dueñas, Manolo Sarabia, por supuesto… muchos… todos los que formábamos el bloque y que, como he dicho al principio, era gente que jugaba muy bien al fútbol.

En este sentido, hay un partido que lo tengo grabado en la retina y que no es por lo que yo hice ni por lo que hizo el Barakaldo, sino por lo que hizo uno de mis compañeros. Jugábamos en Turón, Asturias, en plena zona minera, en 3ª. Si nuestro campo tenía barro, aquel era el copón. Nosotros jugábamos por el ascenso y ellos por salvarse. Aquel partido empezó a llover y había un barro increíble por lo que el partido se convirtió más en una gran disputa que en otra cosa. All descanso perdíamos 1-0. Lo que ellos no sabían es que nosotros teníamos al Toro Larreina. Él ganó el partido. Él solo. Nunca he visto a ningún jugador entregarse tanto como lo hacía aquel. Se pegaba con todo: luchaba, bregaba y, como te digo, él ganó el partido. Acabamos 1-2. No se me olvidará aquel partido de Larreina.

Por lo que vas contando, en aquellos años, la situación del Barakaldo era, a nivel de competición, como una montaña rusa: ascensos, descensos…

Efectivamente. Muchas veces suelo decir, aunque la gente no se lo tome muy en serio, que jugar en el Barakaldo es tan difícil como jugar en el Barça o en el Madrid o en alguno de esos. Es porque son equipos que siempre tienen que estar arriba, que siempre tienen que ganar. Cuando estábamos en 3ª, el objetivo era ascender, siempre. Y en 2ª era una lucha perenne por no bajar. Entonces, claro, los entrenadores apostaban por gente joven porque te juegas todo. Jugar en el Baraka no era jugar a quedar 7º o 10º, los objetivos en el Barakaldo nunca eran medianías.

Esto respondía, claro está, al nivel de exigencia que siempre ha mostrado el socio del Barakaldo CF.

Claro, pero por lo que te decía. La afición siempre ha sido exigente porque los objetivos del Barakaldo siempre han sido jugarse algo. Es inimaginable pensar en ver al Barakaldo iniciando la temporada para quedar en el puesto 10 o así… si esto pasase, entonces sí que no bajaría nadie a Lasesarre.

Vicente Calderon Barakaldo CF 1979-80
Vicente Calderon 1979/80 Aguirrebengoa, Carmelo, Bardasco, Melendez, Manolo, Irusta (de pie). Juan Carlos, Merayo, Sainz, Dueñas y Otaolea (agachados).

Volviendo a aquel carrusel clasificatorio que decíamos antes de ascensos, descensos… llegamos a la mítica temporada 1977-78 en la que se rozó el sueño de subir a Primera.

Empezamos la misma siendo unos recién ascendidos ya que la temporada 76-77 estábamos en 3ª. Y partimos con el objetivo de la permanencia. Teníamos un muy buen equipo pero, claro, comparado con equipos como el Celta o el Zaragoza pues imagínate… pero además tuvimos la gran suerte de que nos vino al equipo un monstruo del fútbol como era Manolo Sarabia. Era un jugador impresionante. Lo trajeron para formarse cedido del Athletic, junto a Bengoetxea. Entre los dos, ese año, hicieron 32 goles, 16 cada uno, no te digo más.

El caso es que a Sarabia le veíamos los más veteranos y decíamos, “éste se ahoga aquí”. Era flaco, alto, le llamábamos La Cigüeña. Pero era un fenómeno. Era el típico jugador que te podía poner de los nervios porque ibas fuera y el otro equipo te achuchaba y demás y veías al otro tan tranquilo, tocándose las…. pero luego, de vez en cuando, le dabas el balón, hacía así y se cascaba un golazo.

Pero bueno, aparte de Sarabia, como te decía, en ese equipo había gente muy buena: estaban los Delgado, Duñabeitia… gente muy buena, con mucha correa… y, como decíamos, al principio, el planteamiento es el de mantenerse, pero se da la inercia del fútbol y empiezas a ganar, empiezas a ganar y coges una dinámica ganadora y cuando te das cuentas estás ahí arriba, ahí metido… y cuando nos dimos cuenta, dijimos vamos a por ello y fuimos y estuvimos a punto de conseguirlo.

Imagino que por tu posición en el campo, no serías un jugador de hacer muchos goles. ¿Recuerdas alguno en especial?

Bueno, en mi época de juveniles, que jugaba más adelantado, ya me cascaba mis 30 goles por temporada… pero sí es cierto que con los mayores del Barakaldo no hice tantos.

¿Algún gol que recuerde? Sobre todo uno, contra el Castellón. Típica jugada que te encuentras con un balón en la defensa, empiezas a progresar con él, sigues progresando, te encuentras con uno, lo sorteas, te sale otro, lo salvas, ya no te fijas si hay compañeros, te plantas en el área contraria, driblas al portero y gol. Fue en Lasesarre. Pañuelos blancos.

Ya nos has contado mucho pero, ¿recuerdas alguna anécdota especial que quieras compartir?

Es que anécdotas… no sé… miles. Recuerdo ahora un año con Juanito Arriarán como míster, en tercera, temporada en la que quedamos segundos, subiendo el Pontevedra. El caso es que en el Barakaldo nunca nos habían llevado concentrados a ningún sitio y vino éste, Arriarán, y, joer, una semana que se nos llevó concentrados a Castro-Urdiales, al Hotel Las Rocas. Fue algo muy especial porque aunque ahora parezca lo más normal del mundo, por aquel entonces no lo era.

Ya por ir acabando, ¿guarda Manolo alguna relación en la actualidad con el mundo del fútbol?

Hasta hace nada he estado en la escuela de fútbol de Sestao como preparador físico. Con el Barakaldo CF sigo vinculado como socio, pero hasta ahí.

En ese sentido, como socio, ¿cómo ves la actualidad del Barakaldo?

Lo que veo es que el Barakaldo, en estos últimos años, ha apostado por el ascenso, a pesar de que, como ya he dicho antes, no hay una línea clara por mantener un bloque. Aún así, creo que se están haciendo buenos equipos. Tampoco se está teniendo suerte pero también esperaba un puntito más en el tema de juego porque el campo lo requiere. El año pasado, por ejemplo, se hicieron 80 puntos, una muy buena temporada, pero el equipo llegó fundido y tuvo la mala suerte de no quedar 1º. Si el equipo se hubiera metido en el playoff a una eliminatoria, igual se habría podido ascender, pero al quedar segundos yo creo que se le vino el mundo encima.

Sobre el resto que, desgraciadamente, ha rodeado al club en el año de su centenario, pues muy triste. Yo no sé qué es lo que habrá pasado pero sólo quiero dejar claro que por encima de los nombres de unos y de otros, lo que tiene que prevalecer es la institución, el respeto por una entidad centenaria.

Manolo Barakaldo CF Vicente Calderon
Carlos disputa el balón ante la mirada de Manolo detrás en la última temporada del Barakaldo en 2ªA. At. Madrileño-Baracaldo C.F. 1980/81

Una entrevista de LUCCE para HISTÓRICO BARAKALDO C.F.

18000 HINCHAS PARA UN ASCENSO

Cualquier tiempo no tiene porqué ser necesariamente mejor y comparar hechos pretéritos sin tener en consideración las realidades sociales y demográficas actuales nos lleva a extraer conclusiones equivocadas. Sin embargo, parece evidente que una de las consecuencias del fútbol moderno para los clubes modestos como el Barakaldo C.F. es la incapacidad para desarrollar el auténtico potencial de la entidad demostrado en una gran historia acompañada de miles de fieles seguidores. Es seguro que nuevos éxitos resucitará ese entusiasmo y nuevas masas de aficionados volverán a llenar el campo. Abordemos uno de esos momentos, el ascenso del 72 y los 18.000 hinchas de Lasesarre.

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Barakaldo se preparó con tiempo para la celebración

Nos situamos. Seis temporadas en Tercera, la actual 2ªB, desde 1966 peleando por volver. En el camino la fallida promoción de ascenso frente a la U.D. Salamanca en la temp. 67/68 (0-0 en Lasesarre y 3-0 en el salmantino Campo del Calvario) y una reestructuración de grupos en la 69/70 donde peligrosamente bajaban 12 equipos y Carmelo Cedrún se hizo con las riendas del equipo en mitad de temporada sustituyendo a Ángel Calvo. Juan Bautista ocupó la presidencia en 1970 reemplazando a Echevarria Lastra. Durante un lustro se puede hablar de una lucha con el Sestao Sport Club en lo alto de la clasificación. Aún así fueron Bilbao At. por dos veces, S.D.Indauchu, R.Santander S.D. (El Racing de siempre) y Cultural y D. Leonesa los campeones del grupo (y ascenso directo) hasta llegar a la temporada 1971/72 donde River y Peñarol protagonizaron un mano a mano desde el principio hasta la jornada 33 en la que se lo jugaban todo en el derby de Lasesarre llegando los gualdinegros con 5 puntos de ventaja.

23 de Abril de 1972. Domingo. La tarde estuvo templada, mejoró el tiempo de las lluvias de los días atrás y un tímido sol lucía en la margen izquierda del río Nervión. Una semana vivida con pasión futbolera en las calles y fábricas, la taquilla echaba humo también. El campeón subía a Segunda relegando a la promoción al vecino y eterno rival. Tanto es así que se tuvo que detener la venta de localidades ante el “temor a un reventón”. Lasesarre, como muchos otros campos de innegable  estilo inglés de la época, no disponía de una cantidad precisa y establecida de aforo por sus tradicionales gradas de pie que ocupaban más del 80% de las localidades. Ahí querían estar todos y posiblemente hubieran llenado dos estadios. Finalmente se contentaron con despachar 18.000 billetes obteniendo un nuevo record de taquilla con 1.160.000 pesetas de la época. Hablaban de un partido contra la Real Sociedad en el 48 donde entraron 22.000, la archiconocida foto de aquel día es asombrosa. Visto con los ojos del aficionado moderno y con la experiencia de tantas tragedias sería impensable, por los riegos que podría entrañar, meter a tanta cantidad de gente apelotonada en el viejo graderío fabril. Recordemos que en todos los estadios pocos años después se introdujeron desacertadamente las vallas en un equivocado intento de mejorar la seguridad, en 1977 se instalaron en Lasesarre. Dicho todo esto, no podemos más que rendirnos a la belleza de esas evocadoras imágenes de gradas de pie atestadas de cabezas de hinchas.

Otro análisis más profundo respondería a las causas del porqué una zona con tanta tradición futbolera no logra enganchar a tantos aficionados. Años de crisis, abismal diferencia de ingresos con las ligas superiores, nuevas costumbres sociales…pero el potencial está ahí. No hay que inventar nada solo recoger una larga tradición y que la pelotita entre, claro. Largo debate.

El partido

El Club Barakaldo de Carmelo Cedrún sale en la portería con Sánchez, que había firmado recientemente con el R.C. Celta de Vigo y disputaba sus últimos encuentros con el Baraka. Los otros diez de campo fueron Bilbao, Santibáñez, Arechalde, Víctor , Gorostiaga, Regulez, Larreina, Goyenechea, Urruchurtu y Lalo. Por el Sestao Sport Club Cayón bajo palos, Vázquez, Maguregui, Ondarru, Braceran, Garay, Martínez, Orue, Echevarría, Igartua y Ortiz.

La afición en su sitio dispuesta sin dejar un hueco por el que ver el color del cemento y arranca el clásico definitivo con el Club Baracaldo atacando la defensa rival y en el primer minuto Gorostiaga saca una falta con la zurda al borde del área. El tiro lo detiene Cayón al que, incomprensiblemente, se le escapa el balón de las manos por el ángulo izquierdo. ¡GOL! La tensión, expectación y nervios de la semana se tradujeron en júbilo desatado y más aún cuando en el m. 8 Regulez se interna por la banda y pasa hacia el centro. Recoge el esférico Larreina y lo cede a Urruchurtu quien por el centro, en remate alto bombeado elevando el balón por encima del portero y con ayuda de cierta pasividad de la defensa marca un precioso tanto….decepción verdinegra y estruendo de alegría entre la parroquia barakaldesa que sin tiempo para celebrar veía como en la siguiente jugada el arbitro Martiarena pitaba penalti a favor en una caída de Urruchutu en el área. Lanza Larreina fuerte al ángulo derecho. Cayón ataja la pelota que se le escapa pero en un segundo manotazo la desvía a corner. Sigue el 2-0.  ¡Menudos 10 minutos de derby!

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Larreina falla el penalty en pleno acoso del Barakaldo

El Baraka pudo quitarse los nervios y jugar con cierta placidez a pesar de la importancia del envite. El Sestao que estaba realizando una campaña fabulosa en liga y había avanzado bastante en copa pagó las consecuencias de sestao-3los fallos de la línea de atrás que únicamente podía frenar las embestidas gualdinegras a base de patadas y con un acertado meta Cayón que se rehizo del fallo del primer gol. Antes del descanso todavía hubo un segundo y discutido penalti en área sestaoarra. Cayón vuelve a atajar en buena estirada. Se podían haber ido con una goleada de escándalo y la armada fabril que llenaba el estadio de debatía entre deleite por el partidazo y la desazón por todas las ocasiones marradas que impedían celebrar todavía una victoria clave para el ascenso.

La segunda parte continuó por los mismos derroteros hasta que por fin en el minuto 80, en pleno acoso local, Lalo recoge en el borde del área un rechazo del portero y con la derecha marca de tiro fuerte raso. Ahora sí pataleaba sin piedad la tribuna aunque todavía quedaba tiempo para, en el último minuto marcar Garay el tanto del honor verdinegro. 3-1 resultado final. Dos puntos más al zurrón y siete de ventaja al Sestao a falta de 5 jornadas. El ascenso estaba hecho rezaban los titulares de la semana.

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Maguregui (Sestao Sport Club) y Carmelo Cedrún (Club Baracaldo)

1500 en Llodio

Podía ser en la siguiente jornada ante el C.D. Villosa, difícil e incómodo en su feudo de Altzarrate en Llodio. Carmelo Cedrún que acabó exclamando aquello de “que ganas tengo de perder de vista éstos campos, bueno éstas huertas” planteó un partido pragmático de acuerdo a las posibilidades del terreno. “Nada de florituras, ni pases, ni juego de mediana calidad” se quejaba el cronista de la época. La verdad es que el bueno de Carmelo, sabedor de la importancia del punto, planteó un clásico partido de contención controlando el centro del campo merced a la buena labor de Víctor, Nando y Urruchurtu en el medio, consiguiendo anular con un buen entramado defensivo las voluntariosas acometidas del C.D. Villosa que soñaba con tumbar al líder. En el equipo Alavés llodiofiguraban hombres que después formarían en históricas alineaciones gualdinegras como Ramirez Escudero, Escalza o Dueñas. Por su parte el Baraka, alentado sin tregua por los mas de 1500 hinchas que acompañaron al equipo ante un posible ascenso, apretaron en la recta final del partido ante la posibilidad de llevarse los dos puntos con Larreina y Uriona como los delanteros mas incisivos. Empate sin goles que junto a la victoria del River esa misma jornada dejaba al Club Baracaldo con 6 puntos de ventaja a falta de 4 jornadas. Una victoria en casa frente al C.D. Mirandés bastaba para ser campeón.

Y el 7 de Mayo de 1972, quince días después de que los casi 18.000 de lasesarre (descontemos los hinchas sestaoarras) celebrasen por adelantado el ascenso, el Club Baracaldo venció inmisericorde 5-1 al C.D. Mirandés proclamándose campeón de Tercera y logrando un ascenso seis años esperado. El quinto ascenso a Segunda de su historia (1935, 1946, 1958 y 1964 fueron los anteriores).

Las celebraciones oficiales, recordamos que Barakaldo estaba celebrando desde de 23 de Abril, se hicieron esperar. Quedaban tres jornadas liga y había que pasar el trámite. El club pidió permiso al Compostela para adelantar para el sábado el último partido de liga que se debía barakaldo-1972-ayuntamientodisputar en San Lázaro y venir con tiempo para acudir al recibimiento que se le estaba preparando. Y bien que se celebró como muestran éstas maravillosas instantáneas ya conocidas gracias al libro de Carlos Ibáñez Barakaldo 75 años de fútbol 1917-1992”. La carroza del campeón por el paseo Los Fueros y los jugadores Uriona, Goyenechea y Cucó entrando con la copa en el ayuntamiento entre la alegría de una afición entregada.

barakaldo-cf-1972-los-fuerosEse año 1972 el club cumplía 55 años de historia en una salud envidiable, el segundo equipo de Bizkaia, en Segunda, con las gradas llenas, con miles detrás, con portadas y titulares, con jugadores que son leyenda y no, no caigamos en el error de pensar que cualquier tiempo pasado fue necesariamente mejor porque todo eso que hicimos nos llevó hasta aquí. Toda esa gente que llenaba el campo transmitió su pasión y otras generaciones lo recogieron y otros aficionados llenarán otro campo, con otros éxitos, con nuevos jugadores que serán leyenda y a nuestros 100 años y pico seremos 8000 en Lasesarre que en éstos tiempos rodeados de fútbol moderno valen igual que aquellos 18000. Al tiempo.

Un artículo de David Palma para Histórico Barakaldo C.F.