«ROCKY» LICERANZU: «El estruendo de la vieja tribuna «acojonaba» al contrario»

Hubo un tiempo en que el Athletic enviaba a sus mejores cachorros a Lasesarre para que terminaran de afilar sus garras. Por el viejo estadio barakaldés, entre otros muchos, desfilaron los Oñaederra, Otaolea, Madariaga, Dani, Bengoetxea, Sarabia o nuestro protagonista, Íñigo Liceranzu, un magnífico exponente de aquella camada que tantos éxitos dio a los rojiblancos allá por los años 80. Un cuarto de siglo después, Rocky también tuvo la oportunidad de entrenar a nuestro equipo durante algo más de dos temporadas.

Comenzando por tu etapa de jugador, tú llegas al Barakaldo la temporada 80-81 cedido por el Athletic.
Sí, después de realizar la pretemporada en el Athletic con Helmut Senekowitsch, no me ven posibilidad de jugar aquella temporada. Tenía por delante a centrales como Guisasola, Andoni Goikoetxea o Purroy, así que llego a finales de agosto y debuto en el Torneo de La Galleta, un “clásico” que entonces el Barakaldo jugaba todos los años.

En un equipo en el que jugabas en el centro de la defensa junto con Carmelo.
…y con Irusta, también procedente de Lezama aunque mayor que yo. Jugué todos los partidos y todos los minutos; solo me perdí un partido por acumulación de tarjetas ante el Cádiz en el Ramón de Carranza. Jugué todos los minutos de los otros 37 restantes

Iñigo Liceranzu. Gol en Lasesarre Barakaldo C.F. 1980
19-10-1980. Liceranzu marcando su único gol como gualdinegro en un Baracaldo C.F. – Cádiz C.F. (2-0)

Aquella temporada hicistéis una primera vuelta muy aceptable con un Txiki Sainz que la acaba como máximo goleador de la categoría, pero que en cuanto empiezan a faltar sus goles, el equipo se viene abajo.
La verdad es que no sé muy bien las razones, porque no tuvimos un lesionado de larga duración. El fútbol muchas veces es inexplicable. Había una plantilla muy maja, ocho o nueve jugábamos casi siempre y creo recordar que entonces había que alinear a dos sub-20, una “patochada” que se le ocurrió a algún iluminado con la intención de rejuvenecer la 2ª división. Yo no lo era, tenía 21 años; estaban Zamorita, Uribe y Castander (también Teo Rastrojo, N. del A.). Teníamos un equipo que estaba bien para la categoría; no para hacer lo que tres años antes habían conseguido los Bengoetxea y Sarabia, cuando se estuvo a punto de subir, pero no para bajar.

En el banquillo Carmelo Cedrún, que a falta de cinco jornadas fue sustituido por Mané, un novato en la categoría.
Cuando llegó Mané aún había posibilidades de salvación, pero es muy poco tiempo para hacer algo. El nivel de aquel equipo no era para haber bajado, pero fuera sacamos muy pocos puntos. Yo creo que con Mané el equipo era un poco más estable. Con Carmelo Cedrún eramos una caja de sorpresas, podíamos ganar como nos podían ganar.

Del buen nivel en determinados momentos de aquella temporada, da buena cuenta la victoria en Lasesarre por 2-0 en la jornada 11 ante el Castellón, que llegaba invicto y que acabó ascendiendo y como campeón.
Recuerdo aquel partido porque Carmelo Cedrún me dice antes de empezar: “anule usted a Planelles”. Planelles era la figura del Castellón, un hombre que había jugado muchos años en primera división. ¿Cuál era el problema? Que Planelles era medio, con lo que estuve todo el partido en el medio campo, pero, eso sí, Planelles no la tocó. Yo, nada, pero él, tampoco.

Por cierto una de las imágenes más escalofriantes que recuerdo de aquella temporada fue un choque “cabeza con cabeza” con el malacitano Filgueira en Lasesarre.
Sí, recuerdo que la jugada fue al lado de los banquillos. Yo iba a por el balón, se metió él por delante, llegó antes que yo, y el cabezazo que iba a dar al balón se lo pego a él. Ambos acabamos sangrando, pero él, peor parado, ya que estuvo un par de días ingresado en Cruces con conmoción cerebral.

Y de aquella temporada es obligado recordar la eliminatoria de Copa del Rey de tercera ronda en la que os enfrentáis al Barcelona, a la postre campeón del torneo.
En esa eliminatoria fue al revés que en la liga: fallamos en casa, porque en el Nou Camp hicimos un partidazo. En Lasesarre la clave fue el danés Simonsen, nos volvió locos en la banda derecha. En el Nou Camp hicimos lo que pudimos, pero pesó mucho el 0-2 de la ida en Lasesarre; lo que hicimos fue echarle garra y amor propio, por eso empatamos a uno y dejamos muy buena sensación, aunque yo hubiera preferido que fuera al revés: perder 2-0 en Barcelona y en casa, al menos, haber sacado un empate para que los aficionados se fueran contentos.

Liceranzu históricobarakaldocf barcelona campnou
21-1-1981. Rocky Liceranzu defendiendo la zamarra del Barakaldo en el Nou camp

Alguna anécdota de aquella campaña
Recuerdo que antes de los partidos tenía la costumbre de tomar un bitter, el míster me veía hacerlo. En una ocasión que no lo tomé me dijo: “oiga, usted no se ha tomado el bitter, ¿cómo vamos a ganar así?”. Y es que Carmelo Cedrún era muy supersticioso. En el mundo del fútbol hay muchas manías: la mía era la de ser el último del once inicial en pisar el césped.

¿Mantienes contacto con aquella plantilla?
Muy poco. De los de Barakaldo, cuando he estado allí he visto a Juan Carlos o Manolo. Hace varios años estuve con Jon Agirrebengoa en Mungia. Alguna vez he coincidido en Lezama con Ángel Iturregi, y también me he encontrado con Sebas, mi pareja de mus en los viajes.

¿Consideras que el Barakaldo fue importante en tu evolución posterior como jugador?
Lo fue. Primero, porque jugué en una categoría superior a la que lo había hecho hasta entonces, 2ªB con el Bilbao Athletic. En segundo lugar, porque me sirvió para que los técnicos de Lezama ratificaran que si en 2ªB iba sobrado, en 2ªA, también. Jugué todo lo que pude y la federación me permitió; solo me perdí un partido por acumulación de tarjetas. El resto, todo y todos los minutos.

Por cierto, en aquella época era muy habitual que el Athletic enviara jugadores a “curtirse” a Lasesarre. Sin ir más lejos, en el equipo campeón de las ligas 82-83 y 83-84 estabáis Dani, Sarabia y tú, que habíais jugado en el Barakaldo.
Sigue habiendo cesiones; de hecho, yo cuando estuve entrenando tuve a Jon Vélez y Moya como cedidos. ¿Qué es lo que ocurre? Que el Barakaldo no está en 2ªA; si lo estuviera estoy convencido de que habría 3 o 4 jugadores cedidos todos los años, y no de los que salen de Bilbao Athletic o Baskonia, sino de aquellos a quienes no se ve aún posibilidad de jugar en primera, pero que pueden estar en segunda.

Barakaldo C.f. Rayo Vallecano 1981
8-2-1981. A.D. Rayo Vallecano-Baracaldo C.F. (3-1) Santamaría, Juan Carlos, Carmelo, Rastrojo, Dueñas, Juan Ángel, Liceranzu (de pie). Manolo, Sainz, Iturregui, Uribe (agachados).

EL BANQUILLO DE LASESARRE
Rocky Liceranzu entrenador Barakaldo C.FTras dos décadas y media, en la temporada 2005-06 vuelves al Barakaldo, pero al banquillo. A falta de ocho jornadas, para sustituir a Iñaki Zurimendi, cesado tras una derrota en Portugalete por 2-1, y en una situación ciertamente complicada.
Juegan por la mañana. Yo estaba en Mendizorroza viendo un partido del Alavés y recibo unas llamada del presidente Miguel Acero para decirme que estaban reunidos y que querían estar conmigo. Quedamos aquella noche y en menos de media hora llegamos a un acuerdo. El Barakaldo tenía muy buen equipo y yo tenía la ventaja de que conocía a casi toda la plantilla y a muchos de ellos los había tenido en el Amurrio.

El equipo se salva de promoción y descenso en la última jornada tras una victoria por 0-1 ante la Real B con gol de Joseba Del Olmo.
De los ocho partidos restantes, tuvimos que ganar cinco, lo cual no está nada mal. Recuerdo que en aquel partido ante la Real B que, por cierto, ya se había metido en el play-off, metí en el equipo a gente veterana como Armendariz y Galder, porque creo que es lo que hacía falta en esa situación. De aquel equipo, el único fijo era el lateral izquierdo Txiki Lombraña, cuya titularidad yo ya anunciaba en el entrenamiento del jueves. Recuerdo que en mi primer partido contra el Real Unión, que perdimos por 0-1 en Lasesarre, fue expulsado: me pidió perdón varias veces; a la tercera tuve que decirle que no le diera más vueltas y dejara de pensar en ello.

Continúas la siguiente temporada, en la que hay una renovación casi absoluta de la plantilla.
Entre otros, llegan jugadores como Cerro, Álvaro o Solaun, a quienes yo había entrenado en el Amurrio, Moya y Jon Vélez, cedidos del Athletic, o Ibai Rejas, un jugador muy polivalente a quien yo ya había visto con 18 años en el Aurrera de Vitoria y me había impresionado por su rapidez.

Se termina la temporada en sexto lugar. ¿Lo consideraste un éxito o un relativo fracaso?
Para mí, aquella temporada ocurre algo muy importante y es que a mitad de temporada nos quedamos sin Unai Alba, que ficha por el Athletic y llega Iago Herrerín, aún muy joven. Ese cambio fue muy importante, vital, ya que Unai era el mejor portero de la categoría y, probablemente, nos hubiera dado esos dos puntos que nos faltaron para entrar en el play-off. No obstante, creo que fue una temporada mejorable, porque también teníamos a Jon Velez, un Ferrari, rapidísimo, el mejor punta de la categoría.

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IÑIGO LICERANZU, más de dos temporadas en el banquillo de Lasesarre

…y en Lasesarre comienzas a ganarte fama de “amarrategui”.
El público decía que lo era, pero el caso es que hicimos bastantes goles, y eso que entonces aún no había la cultura que hay hoy en día de defender con el balón, con la posesión. Cuando no lo tienes, habrá que defender. Recuerdo que en defensa tenía un pilar, que era el jefe, Javi Cerro, rápido y que, sin ser muy alto, iba muy bien por arriba, disciplinado e inteligente. Si le decías, “ese no tiene que tocarla”, no la tocaba; tenía unas cualidades físicas enormes.

La siguiente temporada, vuelta a empezar: muchas bajas y muchas altas.
Hay que rehacer. Ahí es cuando llegan Kali Garrido, Huegún o Rebollo, un hombre que había empezado a jugar al fútbol muy tarde, pero que tenía una técnica espectacular. También llegan Koldo Garcés del Sestao y Antxon Muneta del Zalla. Teníamos dos laterales como Urbano, que arriba te daba lo justito, pero que atrás era inconmensurable, y por la izquierda Lombraña: los que jugaban por delante de él tenían la orden de que cuando pasaba “el expreso”, ellos hacia dentro, dejándole sitio, y luego balón por delante, a la carrera porque Txiki, con el balón en los pies, era algo torpe, pero si se lo dabas en carrera era capaz de ponerla muy bien. Eso, a la parte derecha del equipo contrario la mataba; basculábamos hacia ese lado. Y tampoco me quiero olvidar de Isidro, un jugador al que había traído la temporada anterior tras hablar con Raúl Otxoa, a quien había tenido en el Amurrio, y que había sido compañero suyo en el Chaves portugués. Me dice que lo lleve a ojos cerrados, aunque ya tenía 35 años. No jugaba mucho de inicio, pero prácticamente entraba en todos los encuentros. Leía muy bien los partidos: si íbamos 0-0 y había que acelerar el partido, él lo aceleraba; si lo sacaba con 2-0 a favor, y había que templarlo, él lo templaba. Un jugador veterano, de esos que saben lo que hay que hacer en cada momento y que, además, en las jugadas a balón parado, la ponía muy bien.

No obstante, la temporada llevaba camino de ser gris, hasta que enlazáis seis victorias seguidas, entre las jornadas 19 y 24, que os meten arriba.
Sí. Fuimos de menos a más y cuando llegamos a las últimas jornadas, estábamos que nos salíamos. Como empieces muy fuerte y llegues al final fundido, no tienes ninguna posibilidad. Al principio no apretábamos tanto, para llegar al final como llegamos.

Y llegamos vivos al partido de Ponferrada en la última jornada. Y lo ganamos…
Tuvimos la suerte de que la Ponferradina no se jugaba nada, ya habían quedado campeones de grupo. Por eso, aunque se pusieron 2-1, siguieron jugando abiertos; de hecho, hay un mano a mano con Xabi Pascual, que al final la salva, que podía haber sido el 3-1. Luego, dos goles de Germán Beltrán, que había salido desde el banquillo, nos dieron la victoria y la clasificación.

Y al play-off. Contra el Girona.
La ida, en Lasesarre, fue un monólogo. Si hubiera tenido que ganar alguien, teníamos que haber sido nosotros, pero no ganamos porque no acertamos. Nos fuimos con el mejor empate posible y había sensación de que podíamos. Allí la tuvimos, con el penalty fallado por Beltrán, que hubiera sido el empate a uno pero no lo metimos.

¿Diste el objetivo de la temporada por cumplido o crees que se podía haber subido?
Estuve una semana que no sabía ni donde estaba, porque el disgusto que me llevé fue de los gordos. Yo veía que ese año, esa plantilla podía subir; además, físicamente, estaban en unas condiciones muy buenas. Era el momento y, además, lo tuvimos en las manos.

Por cierto Íñigo, ¿Beltrán era tan decisivo como nos parecía a todos?
Beltrán era el gol. Recuerdo un partido en Las Gaunas contra el CD Logroñés, épico. Estábamos aguantando el 0-0 pero nos estaban llegando; de pronto, coge Germán un balón por banda, dribla a uno y se la mete al portero por el palo contrario: 0-1 y se acabó el partido. Decisivo.

Es obligado preguntarte por el affaire Rob Davies.
Simplemente se enfadó porque no jugaba. Recuerdo un partido de Copa contra el Mirandés, que se decidió a penaltys. Él fue uno de los que lanzó: le pegó duro y lo metió; a continuación, me viene y me dice: “¿Lo he hecho bien?¿Te gusta cómo lo he tirado?”, y ya ahí me dije, “este está enfadado”. Al poco tiempo desaparece, pero yo no dije en ningún momento que se fuera, de hecho, entraba en esos 20-21 jugadores con los que yo contaba, pero se fue él.

Pese a alcanzar el play-off, no continúas en el banquillo gualdinegro.
Creo que fue en la jornada 26, no recuerdo contra quién jugábamos, el público comienza a meterse con el equipo y yo lo que digo en la rueda de prensa es que el público no se preocupe y que anime a los jugadores, que yo al final de temporada me voy. Si no estaban contentos, yo tenía claro que me marchaba, por lo que lo único que hice fue cumplir con la palabra dada. Hubo muchos que me dijeron que me tenía que haber quedado, que podríamos haber conseguido el ascenso la temporada siguiente, pero tal y como estaba el público era muy difícil, porque desde el minuto uno ya estabann pitando. Y yo decía, no les pitéis porque les influye y si queremos obtener los resultados, esto no nos va a ayudar mucho; si el problema soy yo, me voy.

¿Consideras que el público de Lasesarre fue excesivamente crítico contigo?
No, si el ser crítico conmigo está bien. El problema es que lo estaba pagando el equipo, se ponía nervioso y no jugábamos bien.liceranzu historico barakaldo cf

¿Crees que los aficionados barakaldeses somos demasiado exigentes?
Si estás en 2ªB, tienes que ser consciente de que estás ahí y no vas a tener jugadores de 2ªA. Este año, creo que tiene un delantero de 2ªA como es Vitoria. Si no estás de acuerdo con el entrenador, espera al final y pitas al entrenador, pero no pites al equipo.
¿Volverías a entrenar al Barakaldo?
Sí, pese a que Barakaldo es un sitio complicadito. Yo estuve más de dos años, pero es muy difícil, hay mucha tensión.

UN FÚTBOL DISTINTO
¿Ves muchas diferencias entre el fútbol vizcaíno de antes y el actual?
¡Hombre! Desde el momento en que han cambiado los campos, que ahora son de hierba artificial, es evidente que las hay. Nosotros, de chavales, jugábamos en arena o barro, donde no se podía jugar igual que en hierba artificial; el tipo de jugador que salía de ahí es muy diferente al que sale ahora que, técnicamente, es mejor, pero en cuanto a fuerza, velocidad, garra y ganas, yo creo que eran mayores antes, al llevar desde niños peleando contra más obstáculos que ahora. ¡Ojo! No porque fuéramos unos fenómenos.

¿No crees que el Athletic es demasiado absorbente a nivel del fútbol en Bizkaia?
Yo creo que si el Barakaldo estuviera en 2ªA, iría más gente a Lasesarre. El Athletic, además, le ayudaría más con jugadores, por pura conveniencia. No es solo que esté el Athletic, porque hay sitio para un Barakaldo en 2ªA, pero si no has estado en esa categoría desde 1981 no es porque el Athletic esté al lado: mírate a ti mismo, porque algo has hecho mal.

Por último, has jugado en tres estadios míticos: Anfield…
Lo que más me llamó la atención de Anfield es que no tenía vallas, cuando aquí, en aquella época las había. De aquella eliminatoria recuerdo que el Liverpool, que fue el campeón de esa edición de la Copa de Europa, tenía un equipazo. Te diré que solo una vez me han dado calambres en un partido y fue contra el Liverpool, de lo que te hacía trabajar Ian Rush, estaba continuamente moviéndose.

…el viejo San Mamés…
El viejo San Mamés…Me llevé un disgusto cuando lo tiraron. De hecho, no he ido al nuevo hasta la temporada pasada contra el Sevilla; no tenía ganas, me daba cosa…El nuevo es un campo para el futuro, pero el viejo tenía el sabor tradicional.

…y el viejo Lasesarre.
Sobre todo, recuerdo el estruendo de la vieja tribuna de madera: a nosotros nos tiraba para arriba y al contrario lo tiraba para abajo, lo acojonaba. Yo estuve un año que, en lo deportivo no fue bueno a nivel general, aunque sí en lo particular. Hice buenos amigos allí, había una buena plantilla: Juan Carlos, Manolo, Agirrebengoa, Iturregi, Sebas, Carlos o Juan Ángel que, recuerdo, tenía un restaurante en Kareaga al que íbamos a comer. Fue divertido.

EL ZURDO PARA HISTÓRICO BARAKALDO C.F.

 

CARMELO, UNA DÉCADA DE LEYENDA

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El Baracaldo C.F. en el Camp Nou. 21 de Enero de 1981 Vuelta de 1/16 final copa del rey

Capitanear al Barakaldo C.F. en el Nou Camp no es poca cosa, es más, solo él lo hizo. A buen seguro esa eliminatoria frente al F.C. Barcelona es uno de los mejores recuerdos de Carmelo en el fútbol. Es una imagen icónica. Pero tiene que competir por fuerza con otros dos momentos mágicos: Fue protagonista de los 2 últimos ascensos del Baraka a Segunda División. No haber podido llegar a Primera División, ni de cachorro con el Athletic Club, ni en esa alucinante temporada del 78 en Lasesarre donde solo un suspiro y dos miserables puntos negaron al Baraka el ascenso a la gloria, puede ser su espinita clavada.

Carmelo Mardaras Cedrún (Durango 1-3-1951) llevaba el fútbol en la sangre desde niño, no en vano es sobrino de una leyenda del balompié como es Carmelo Cedrún histórico portero del Athletic Club y entrenador en dos etapas del Barakaldo C.F. Otro tío, Serafín Cedrún, fue portero también en el Baraka de los 60 y es primo de Andoni Cedrún que defendió el arco del Real Zaragoza de los 80. Nuestro Cedrún, en cambio, no iba para portero.

A un pasito del debut

Aunque con el tiempo fue retrasando su posición a la de libre empezó de 7 en el filial de su querido Athletic; le definían como un medio con llegada, de fuerte disparo, buen lanzador de faltas e infalible desde el punto de penalty. En el banquillo del club de ibaigane de finales /principios 70 se sentaba el inglés Ronnie Allen que hacía alternar al joven Carmelo los entrenamientos con el primer y segundo equipo. Llegó a jugar algún amistoso como aquel de la famosa anécdota en Ipurua. El campo de la S.D. Eibar estrenaba una flamante iluminación y lo celebraba con un amistoso entre Real Sociedad de fútbol y Athletic Club. Ronnie convocó a Carmelo. En un momento, penalty a favor y desde el banco se ordena tirarlo al joven cachorro. La pegó fuerte, fiel a su estilo, y el zapatazo que repelió en el larguero fue directo a golpear los flamantes focos armeros. “Carmelou, la iluminación de luces!!!” Le gritaba Allen desde la banda con su inefable acento inglés.

Hace bien poco Carmelo reconocía “Una pena, justo cuando el mister me iba a conceder la alternativa, lo cesaron. Ahí me marche al Barakaldo” El durangotarra estaba a un paso de debutar en partido oficial con la elástica rojiblanca cuando efectivamente cesaron a Ronnie Allen y todo cambia. Ahí empieza su historia con el club fabril, atravesaría toda la década de los 70 en el Barakaldo C.F.

El Baraka de Eusebio Ríos

El ascenso del 72 brindó al club de la margen izquierda la posibilidad de competir en la categoría de plata tras 6 años en Tercera. Curioso fue que lo ascendió su tío Carmelo Cedrún, pero aún no era el momento de coincidir en el Baraka, cosa que ocurriría años más tarde, puesto que Cedrún no obtuvo la confianza para dirigir al equipo en Segunda siendo relevado por Eusebio Ríos. Las primeras temporadas fueron exitosas para el club acabando en los puestos nobles de la clasificación. El elegante centrocampista, todavía con 20 añitos tendría que esperar un poco para asentarse en el 11 del equipo. Aunque bien está recordar ese 0-1 en el Sánchez Pizjúan frente al Sevilla C.F. el año de su debut y siendo titular. Compañeros de aquellos primeros 70 del Barakaldo de Eusebio Ríos serían los Bitoren Bibao, Dani, Escalza, Victor, Ibarrondo, Ramirez Escudero, Uriona, Carlos, Arechalde, Lalo……tres años increíbles para los gualdinegros hasta el descenso en el 75 en una desgraciada promoción de permanencia con el Ensidesa en la que Carmelo fue testigo directo jugando los últimos 45 min. en tierras asturianas.

Barakaldo CF Sevilla sanchez pizjuan 1972
Bitoren Bilbao, Carlos, Ramirez Escudero, Arechalde, Nando Tito, Dani, Escalza, Larreina, Ibarrondo y Carmelo (o-1 Escalza)

Dos ascensos y una temporada mágica

1975-77 Dos añitos en Tercera, la actual 2ªB que comenzaría en la 77/78, dieron paso a un Carmelo de 24 años muy asentado en el equipo con media de mas de 25 partidos de titular, lanzando faltas, goles… muchos de penalty. Ya era titular en la promoción de ascenso contra el Cádiz viviendo desde el césped la derrota en Carranza por 3 a 0 que no se pudo remontar en lasesarre. Una experiencia dolorosa que le haría ir creciendo como futbolista. No en vano acabaría la década y su periplo en el Baraka ejerciendo de capitán.

Pero antes pasaron muchas cosas como el campeonato y ascenso de 77, con el inolvidable y recientemente fallecido Fernández Mora de entrenador que continuaría al año siguiente para completar el casi ascenso a Primera del 78 con Bengoechea y Sarabia arriba destrozando defensas. Compañeros de aquellas gestas serían los Larreina, Dueñas, Juanjo Benito, Regulez, Collantes, Abiega….

Barakaldo CF Terrasa FC 1977_78
Terrasa F.C. – Baracaldo C.F. 20/11/77 (2-1) Aizpuru, Martín, Aguirrebengoa, Larreina, Abiega, Duñabeitia, Regulez, Carmelo, Bengoechea, Sarabia y Sainz

Otro desgraciado descenso (78/79, a pesar de los intentos de salvación con los refuerzos de invierno del argentino Cioffi y Faubel) e inaugurar la hoy muy conocida 2ªB con el último ascenso a Segunda del Barakaldo C.F. Campeones 1980! con Beascoechea de entrenador en quien no se puso la suficiente confianza para la siguiente campaña en Segunda y Carmelo Cedrún tomó el relevo. Fue de auténtico vértigo ese final de década.

Así, se encontrarían tío y sobrino, Carmelo y Carmelo, por fin en el Baraka. Lástima que la temporada no se dio. “Venía pidiendo un goleador a gritos” clamaba el mister “El que viene marcando goles es mi sobrino Carmelo, que es líbero” aseguraba irónico. Y es que efectivamente fue el segundo goleador de la campaña con 7 tantos detrás de Sainz con 12. Bueno, tanto tensó la cuerda que los malos resultados trajeron un cese y un descenso después. Todavía no hemos vuelto. Los artífices junto a nuestro protagonista del último gran logro gualdinegro fueron los Meléndez, Sainz, Liceranzu, Basdasco, Irusta, Larreina que seguía en el equpo, Sebas y Manolo que ya llevaban un tiempo, Merayo, Otaolea, Mayayo…

Y ahí le tenemos, enero del 81 , en el Camp Nou dando la mano a Joaquín Albadalejo (FCB) en la vuelta de unos dieciseisavos de final de copa, donde se compitió a nivel 1-1, si bien se iba con la eliminatoria cuasidecidida por el 0-2 de la ida. Es una foto para la historia y un fantástico colofón a la carrera de Carmelo en Lasesarre y en ese Barakaldo C.F. de leyenda.

De Barakaldo a Burgos

Carmelo Mardaras Barakaldo CFReside en Burgos desde hace años. Se encuentra cómodo en la ciudad, “la ciudad es limpia, el clima me gusta y estoy cerquita de casa” confesaba. Ahí recaló en el 81, tras abandonar un Baraka en crisis, permaneciendo 4 temporadas en el Burgos C.F. la primera en 2ªA y las tres siguientes en 2ªB. luego regentó un local de hostelería y trabajó en una agencia de seguros hasta su jubilación.

Carlos Terrazas le propuso en el año 2000 ser delegado del Burgos, ”soy una especie de relaciones públicas que me ayuda a estar vinculado al mundo del fútbol y tampoco tengo demasiada responsabilidad” comentaba, y ahí estuvo unos años.

Ésta , en fin, es la dilatada historia de un gran futbolista que vivió en primera mano la llamada segunda época dorada del Barakaldo C.F. una década que los que tuvieron la suerte de disfrutarla se la narran a otros con suerte de escucharla.

Un artículo de TAFFY para HISTÓRICO BARAKALDO C.F.